jueves, 5 de enero de 2012

Los cuatro pilares de la Acción Católica:

(ORACIÓN – ACCIÓN – FORMACIÓN – SACRIFICIO)
Los pilares son como las columnas sobre las que se basa la institución, y por lo tanto, como la institución la formamos sus miembros, estos cuatro pilares son característicos de un miembro del grupo.
Para que la estructura no se caiga, deben estar bien sólidas las bases.   Por lo tanto, todos los pilares deben estar fuertemente arraigados en todo miembro de Acción Católica a nivel personal como así también por todo el grupo que en conjunto obra según estos pilares.
Todos los pilares tienen la misma importancia, y ninguno predomina sobre otro.   La falencia de cualquiera de ellos, hará tambalear la estructura de la institución si la falla de algún pilar es a nivel grupal, o fallará la vida espiritual de un miembro si está disminuido o ausente en su vida alguno de estos pilares.
Por lo tanto el grupo en conjunto y personalmente cada miembro debe ir acrecentando cada uno de éstos pilares sin descuidar los otros, y así la Acción Católica será fuerte efectiva en su actuar, diligente gracias a la formación, perseverante gracias al sacrificio que nos entrena para las dificultades, y unida a Dios, la Virgen y a toda la Iglesia gracias a la oración.
  •        ORACIÓN:   Por medio de la oración permanecemos unidos a Dios, a la Virgen y a la Iglesia.   La oración no debe faltar, ya que como la Fe es un regalo de Dios que hay que pedirle, es necesario que ya sea para que nosotros acrecentemos nuestra Fe como para que alguien a quien queremos le sea regalada la Fe debemos pedir a Dios por las almas que no lo conocen.
Además por la oración recibimos la fuerza para realizar actos heroicos.
  •        ACCIÓN:    Es el apostolado.   Por medio del cuál cada miembro en su ámbito de vida será un apóstol de Jesucristo, y trabajará duramente y con fuerza para que en cada escuela, en cada universidad, en cada fábrica, en cada oficina, en cada hospital, en cada club, en cada grupo de amigos, en cada familia sea Nuestro Señor Jesucristo el único Rey.
  •        FORMACIÓN:   Es necesario tener ideas claras de lo que Jesús nos enseña por medio de la Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y  del Magisterio de la Iglesia.  Todo esto lo debemos aprender con una formación seria, que apunte a conocer bien lo que nos enseña la Iglesia para vivir como buenos cristianos en el camino hacia la salvación y también para transmitir sin errores a los demás lo que hemos aprendido y Dios se vale de nosotros para que seamos los responsables de llevar a todo el mundo sus enseñanzas.
  •        SACRIFICIO:   Es un deber dar la vida por Dios y por los demás.   Esto no significa que todos deben morir por Dios, sino que damos la vida por Dios también cuando sacrificamos nuestro tiempo para dedicarlo a la formación, cuando rezamos, y cuando enseñamos a los demás cómo hay que hacer para conocer más a Dios, sin tener miedo ni vergüenza de lo que hacemos.